Yo tengo alguien adentro
que desconozco.
Un eco o un susurro,
alguien que me sigue a mí
desde adentro mío.
Adivino en ciertas cosas
pequeñas
secretas
lo que trata de decirme:
agua morada y fluorescente
que sale a borbotones de una alcantarilla,
volcanes fantásticos
que explotan solo para nosotras,
historias de mujeres
en una guerra inventada,
o inmensas ciudades dormidas
que vemos desde el balcón de mis ojos.
Las dos nos quedamos agotadas
después de un llanto delicioso
y frenético,
tiradas en la cama con los ojos hinchados
respirando a saltos como los niños,
contando los pájaros que cruzan
la ventana.