Tengo pensamientos como piscinas
como sofás
como pozos siniestros
como camas almidonadas.
Me dejo caer en ellos
de espaldas, los ojos cerrados,
los brazos extendidos.
¡Aaaahhhhh!
A la caída siempre la acompaña
un suspiro,
cierto alivio…
Me cansa mucho estar parada.