
No puedes culparme si la palabra vibrant no es es lo suficientemente vibrante para mi.
Yo entrené mi boca para escalar palabras como si fueran montañas, yo que aprendí a hablar en una lengua que requiere un enorme esfuerzo de articulación, una lengua que no admite palabras que se pronuncien
sin hacerles la guerra o hacerles el amor.
Love? ¿Dónde está la r del AMOR? Para mí no hay amor sin r para mi el amor necesita un terremoto para tener sentido.
El amor te deja la boca temblando te eriza los pelos
te atropella te arrasa
es un tren un trueno
un colibrí.
Cuando yo digo Te amo la T es un cruz gigantesca y de madera, se entierra en el campo baldío de la promesa. Es la cruz que atestigua el nacimiento de una civilización es la primera prueba de nuestra existencia, es la cruz que treparemos para sobrevivir a un diluvio milenario
la misma donde te crucificaré si me fallas.
No se escapa tan fácil de un TE AMO, no de los míos al menos. Y tú con tus I love you , sólo me recuerdas una mala película
en un cine solitario.
No puedes culparme, es que mi lengua es más ambiciosa. A mi me gustan las palabras que suenan a promesa a superstición, las que sobreviven incluso después de decirlas se quedan flotando aéreas y burbujeantes como fantasmas, como ecos en una cueva dónde sólo queda el rojo vivo del fuego que encendimos
el que nos protegerá esta noche y las que vienen de todas las cosas cómodas e intermedias, como tus I love you y las malas películas las palabras que no rugen, las cosas cuya presencia no me hacen temblar.