
A vos, que siempre te fascinó mi capacidad de ruptura,
mi habilidad de desarme, como me desentornillaba los brazos, las piernas para dejarlas un rato más colgadas de la tuyas,
como me arrancaba la mano, sin pensarlo, para que te la llevaras a dormir y te cuchareara la cabeza
mientras yo dormía manca del otro lado de la cama.
A vos te pregunto,
¿me vas a seguir queriendo, cuando me esté cayendo a p e d
a z
o
s?